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lunes, 9 de abril de 2012

Berlin-berliN

Berlin, pura y profunda Alemania.

Berlin o Berlines. Berlin o Ver Lindes, jugando con el idioma linde-frontera, linde-muro, linde-separación.... o mejor linde-unión, encuentro, intercambio, dar y recibir...

Dejando a un lado la mirada turistica, el ojo de cámara de fotos, el souvenir, el fast-food de franquicia internacional, la cerveza, la salchicha.... lo primero que me llama la atención es el transporte público.

Es una ciudad inmensa, extensa, llana, grandes avenidas, larguisimas avenidas, pero escaso tráfico de vehículos, motos, calles casi sin coches aparcados, bastantes bicicletas (y mira que hace frío) y algo sorprendente, al menos para mí, los autobuses urbanos, el metro, el tranvía, el tren de cercanias.... sin una sola barrera de acceso, sin un "control de paso" por el conductor. 
Te paras a pensar un momento y descubres algo magnifico, que por si debería ser propio en todo el mundo y para todo el mundo. Cada persona es responsable de lo común, de lo de todos y para todos, tú eres responsable de tener tu billete, de soportar un bien común como el trasporte público (además de favorecer una ciudad ecologicamente más soportable, limpia). No es el municipio, ni el conductor, ni el policía, ni el inspector del trasporte el que te genera tener esa reponsabilidad, es tuya y solo tuya y al cumplirla te haces parte de la ciudad, del conjunto de los habitantes, del bien común.

Claro que aquel que no responde al bien común, si es "pillado" que se atenga a las consecuencias, las consecuencias de no ser "solidario" con todos sus iguales.

Retomo mi relato varios meses despues.

Gris, sencillamente gris.... pero un gris amable, acogedor, hogareño y profundamente tranquilizador y relajante.

Claro que tengo que aclarar que era un mes de Abril frío y lluvioso. Todo cuenta

A veces da la sensación de una ciudad dormida , o al menos adormilada, no hay Ruido (con mayúscula), no hay Bullicio, pero hay vida... Cuando el cielo permite un rayo de luz los edificios, las plazas, las calles se cubren de colores terrazo, pastel, como si un trazo de tiza los cubriese de repente.

Sorpende el contraste de tonalidad/es.

Andar y andar... caminar y escuchar el silencio, quizás los aromas residuales de aquellos tiempos de la guerra fría... o quizás el silencio sentido de dos comunidades reencontradas y que viven el respeto mutuo del recuerdo compartido, de lo que se puede contar y de lo que se debe callar.

El muro, lo que queda del muro, es una antologia del color, de la expresión libre, del grito callado sobre el, nuevamente, gris frio de aquellas moles de cemento.

Expresiones de dolor, de recuerdo, de rabia, de deseos, de futuro, de pasado doloso, de esperanza, de mañana, de ayer...

Pequeñas dosis de historia (interesante e interesada) que resisten al tiempo, que se adaptan a los nuevos tiempos.

Si lo piensas un momento no es extraño que este trozo de historia "chunga" esté alejada de la vida urbana, es un pedazo de historia que parece nadie querer apadrinar, pero iguamente nadie quiere dejar huerfana.

No sé cuantos de los que estabamos en aquel muro aquel día sería Berlines o alemán, quizas ninguno (salvo los que regentaban los pequeños negocios a su alrededor), pero espero que despues de la visita, día más o día menos, en el recuerdo inconsciente, el conciente al menos una profundo suspiro generase en cada uno de los que alli estuvimos.




Salir de este recuerdo y entrar en las grandes avenidas sovieticas de aquel Berlin "ocupado" es un salto visual gigantesco y también algo dantesco.

Impresiona mirar primero a un lado y luego girar la cabeza al otro para, boquiabierto, exclamar... impresionante.

Pero tras la primera impresión descubrir que todos aquellos edificios que cubren esas avenidas son exactamente idénticos, iguales, "clavados".... me lleva a sentir la "pobreza" de una falsa libertad igualatoria de un posible concepto interesado del comunismo confundido por el arrogante poder autoatribuido de los proceres del Burea Politico.

























domingo, 29 de enero de 2012

Volver a los diecisiete

Estoy a pocos dias de mi "primer examén" como nuevo universitario.

Recien cumplí los 50 me regalé ese tema pendiente que dejé atrás allá por los 90... estudiar Sociología. Ahora a punto de pasar mis primeras pruebas... tiemblo más que un flan en manos de un parkinsoniano. Cada día, cada hora, cada minuto que pasa... mi ansiedad crece... ya no retengo nada, bueno casi nada.

En mis pensamientos flanianos evoco leves recuerdos de mis años de estudiante... buf!!! mira que se ven lejos. Me resuena en la cabeza los versos de Violeta Parra en la canción "Volver a los 17":

"Volver a los diecisiete después de vivir un siglo
es como descifrar signos sin ser sabio competente
volver a ser de repente tan frágil como un segundo
volver a sentir profundo como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento yo en este instante fecundo."

Si parece que me los compuso a medida... Ay Violeta... si me vieras yo que tanto te he cantado.

Sigo adelante con mis intenciones formales de estudiar, realmente no tengo nada en juego, salvo mi orgullo y mi honor (para mi conmigo mismo, claro), pero que quieres......está duro esto del estudio.

"Se va enredando enredando, como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando como el musguito en la piedra
como el musguito en la piedra, ay si, si, si."

 No ceso en mi esfuerzo, sé que si no es hoy será mañana, asumo el desentreno, asumo el cansancio diario, asumo el esfuerzo no vano, asumo el compromiso.

"El amor es torbellino de pureza original
hasta el feroz animal susurra su dulce trino,
retiene a los peregrinos, libera a los prisioneros,
el amor con sus esmeros, al viejo lo vuelve niño
y al malo solo el cariño lo vuelve puro y sincero."

Me brindo nuevas esperanzas, acepto retos tardios, me colmo de nueva energía para abordar esta danza, no en vano me lanzo al vacío para lograr esta chanza y me colmo el verso seguido del canto de la añoranza.

"De par en par la ventana se abrió como por encanto
entro el amor con su manto como una tibia mañana
y al son de su bella diana hizo brotar el jazmín,
volando cual serafín al cielo le puso aretes
y mis años en diecisiete los convirtió el querubín."

Y para colmo de sueños, reafirmo mi semblanza, que de enredar enredando a quien no le gusta el musgo adosado a la piedra llana.

"Se va enredando, enredando, como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando como el mus guito en la piedra
como el musguito en la piedra, ay si, si, si."
 

Gracias Violeta.